Solo olvidan.

Y hacen como si nunca haya pasado nada, como si no hubieran sentido nada el uno por el otro, como si no se conociesen, como si no hubieran sido nada. Olvidan los besos que se dieron en aquellos momentos, o por lo menos uno de los dos, ya se ha olvidado del otro. Y el que queda, se resigna, se rinde, se miente y olvida como puede. Olvidan lo que pensaban que serian, lo miles de te quieros verdaderos o falsos, los abrazos buscados o robados, las tonterías que se dijeron, las veces que se echaron de menos. Olvidan lo que significaban para cada uno, lo felices que se hicieron, la alegría tan tonta que se daban, las sonrisas encantadas, con ese toque de cariño o amor. Olvidan lo que sintieron, lo que se hicieron sentir mutuamente, lo que lograron abrir su corazón y lo rápido que se les cerro. Olvidas lo que era yo cuando estaba contigo, lo que eras tu. Los besos, las caricias, todo lo que demostraba que algo había entre los dos. Olvidas que significabas mucho para mi, que me hacías feliz.