miércoles, 12 de octubre de 2011

Nos hemos quedado sentados en el suelo del pequeño desván. Sin querer tú me miras y algo recorre mi espina dorsal...
Hay una bici rota, un viejo sofá, juguetes cansados y una postal con un "Te quiero" escrito al final.


Descubrí entonces que ya no estaba enamorada de él, sino del recuerdo, de lo que fue, de nuestro sueño juvenil. Enamorada del amor, del hecho de sentir algo por alguien. Enamorada de un hombre irreal.

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